lunes, 11 de marzo de 2013

¿¿Sabes el significado de tus antojos??

Cuando oímos la palabra antojo, siempre tendemos a relacionarla con un síntoma del embarazo, sin embargo, no hace falta estar embarazada para sufrir uno de estos caprichos muchas veces casi incontrolables.

Pero, ¿por qué se producen los antojos? Según numerosos estudios, cuando nuestro organismo experimenta una carencia de algún nutriente concreto lanza a nuestro cerebro un mensaje en forma de antojo. No obstante, lo que deseamos muchas veces no corresponde a lo que necesitamos. A menudo nuestro cuerpo suele confundir la carencia de hidratación con el hambre, por eso, en numerosas ocasiones creemos sentir hambre cuando en realidad lo que tenemos es sed.
A parte de esto y siguiendo las investigaciones de muchos médicos y nutricionistas, podemos establecer una especie de guía con la que poder interpretar los mensajes de SOS llamados antojos que nos lanza nuestro cerebro:


Chocolate
Sin duda, uno de los más comunes entre la población. Si tu cuerpo te pide desesperadamente una onza de este tesoro de color marrón es posible que tu organismo tenga falta de magnesio, ya que este alimento es muy rico en esta sustancia. Si optas por el chocolate negro, a parte de un aporte de magnesio, evitarás la ingesta de muchas grasas poco saludables.



Alimentos grasos
Este tipo de caprichos son más comunes entre los hombres, aunque eso no quita que las mujeres también los podamos experimentar. Si no paras de pensar en una hamburguesa grasienta o en esa pizza que tan bien huele desde la esquina de tu trabajo, es probable que tu cuerpo tenga cierta deficiencia de ácidos grasos esenciales, aunque también puede ser que tengas carencia de vitamina A, D, E y K.






Dulces
Si lo que te apetece es algo dulce, puede que tu cuerpo esté experimentando subidas y bajadas de azúcar. Para combatirlas, en vez de ingerir algo con azúcar que suplirá esta bajada de forma rápida pero poco duradera, es más aconsejable tomar algo rico en carbohidratos, estos se absorben más lentamente y te ayudarán a mantener el equilibrio.


Alimentos salados
Pero si lo que te apetece son unas buenas palomitas saladas, agárrate, porque lo que está experimentando tu cuerpo es una situación de ¡demasiado estrés! Si, como lo oyes, el estrés hace trabajar de forma continuada a nuestras glándulas suprarrenales lo cual hace que después de una situación prolongada de estrés, estas no funcionen con normalidad. Cómo estas glándulas son las encargadas de regular las sales, es muy posible que acabemos por perder sodio



Controlando los antojos nocturnos
Lo siguiente es una lista parcial de sugerencias que pueden serte de ayuda en el control de los "infames antojos nocturnos" que a menudo hacen que muchas personas sometidas a dieta se descarrilen tratando de alcanzar sus objetivos:
  • Come grandes porciones de verduras y porciones moderadas de proteínas magras, granos enteros, frijoles/judías, frutas y nueces.
  • Evita comer comidas que sólo contengan hidratos de carbono. En su lugar, mézclalos con un poco de proteína y grasa, pero ten cuidado con la cantidad.
  • Desecha cualquier tentación en su despensa. Reemplázalos con opciones saludables. Póntelo fácil: si no tienes en tu casa los alimentos que te dan antojo, será más difícil que los consumas (puesto que tendrías que hacer un mayor esfuerzo para conseguirlos). 
  • Mantente ocupado para que te distraigas de pensar en esos alimentos (trata de realizar alguna actividad con tus manos).
  • Si eres muy "oral" y necesitas mantener la boca ocupada, trata de tomar una infusión caliente a base de hierbas sin cafeína como la manzanilla. Esto también puede tener un efecto reductor del estrés que puede hacer que te vayas a dormir más temprano, reduciendo así las posibilidades de irte de borrachera.
  • Demórate al menos de 10 a 15 minutos antes de comer para que tu acción sea consciente, no impulsiva. La mayoría de los antojos se disipan después de 15 minutos. Si aún tienes antojo por algún alimento, determina lo importante que es realmente para tí comer dicho antojo frente al impacto que tendrá si te lo comes. No desearás encontrarte a ti mismo aún más deprimido después. Esto alimentará más la culpa, más que detenerla (el círculo vicioso común de todos los que comen por estrés y depresión).
  • Ten cuidado con la moderación


    Conclusión
    Mediante la evaluación de la ansiedad por comer ciertos alimentos y la determinación objetiva de las tendencias y los factores desencadenantes, obtendrás el conocimiento (y el poder) que necesitas para controlar los antojos, ¡de modo que éstos ya no puedan controlarte a ti!
     

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